Mittwoch, 26. November 2008
Marea
Si es que nosotros también somos marea. De mares diferentes, pero separados por un continente ínfimo, casi inexistente. Vos, que explotas y, de repente, te acercás y me lamés los pies de mis orillas. Yo, que te veo y me mareo, con vértigo de efificio muy alto. Vos, que se te hace un vertigo en la panza y te mareás, como cuando el avión sube de repente al despegar y te agarrás inconscientemente al asiento, si me vez llegar bramando con el viento de tormenta que a veces traigo. Yo, que crezco y crezco, acercándome a tu orilla (creciendo en tus pensamientos), poblada de sonrisas y mejillas sonrojadas. Vos, que te alejás como viniste, recogiéndote a tu mar inmenso y azul, mientras que a mí me cantan tus historias las caracolas de la playa. Yo, que vuelvo a mis dominios, ciego-azul-oscuro-profundo encierro, mi mar inconmensurable, y a vos te invaden los piratas (según me llegan noticias). Nosotros, en la playa, vacía, mirando el mar, sin decidirnos a mojarnos.
Freitag, 7. November 2008
Nubes
Quisiera saber qué es lo que te pone tan triste. Y si pudieras decirme qué es lo que te nubla los ojos de azul y no alcanzan las sonrisas para esconder tu tristeza. No me alcanza con sentirme algo culpable porque sé que estás descubriendo como funciona todo esto sin siquiera funcionar todavía, como estoy parado ahí, con las manos por delante y la mirada límpida como río que lleva lo que tiene que llevar - como mi curso ciego anexa tu afluente.
Hay dos cosas que me tienen preocupado, tu miedo y el mío. Hay dos cosas que deberíamos considerar y luego preocuparnos: el hecho, irreversible, de mirarnos a los ojos. La otra cosa está en el aire: las palabras que pronuncias me retumban en los huesos y yo no puedo hacer otra cosa que seguirlas y cantar
( y mis sonidos deben de llegar, creo).
Y vos no hacés otra cosa que temblar. Y a vos, a vos... se te nublan los ojos de azul.
Y a mí... a mí me gusta verte.
Hay dos cosas que me tienen preocupado, tu miedo y el mío. Hay dos cosas que deberíamos considerar y luego preocuparnos: el hecho, irreversible, de mirarnos a los ojos. La otra cosa está en el aire: las palabras que pronuncias me retumban en los huesos y yo no puedo hacer otra cosa que seguirlas y cantar
( y mis sonidos deben de llegar, creo).
Y vos no hacés otra cosa que temblar. Y a vos, a vos... se te nublan los ojos de azul.
Y a mí... a mí me gusta verte.
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