Estoy sentado en el tren, esperando lo mismo de siempre. No es que vaya a ser original si digo que siempre se encuentra uno a la misma gente, que siempre se hacen las mismas observaciones, y siempre, siempre, siempre... O sea que me gusta la palabra siempre. Me lleva a pensar en lo infinito, y, por qué no, en lo eterno. Hay gente que mira una revista. Ese instantáneo placer de la lectura ocasional; o leen un libro, ese instantáneo placer de la lectura ocasional. Están los que miran para todos lados, sin instantes de contemplación. Y otros que miran hacia el infinito, y yo digo que lo logran porque esos ojos reflejan inmensidad. No digo que sean personas especiales, ya que yo mismo me encuentro entre todos los grupos. Bueno, ahora que ando escribiendo en uno de estos nuevos ordenadores de red, o miniordenadores, hasta me siento observado por varias personas. Y escucho de paso algo de música... estoy genio, brillante, un poco atorrante. Estás toda divina, subiendo la cuesta... me parece que sin eso no habría creación. No te sorprenda si a cada rato me dá por decir eso, o aquello, o la cosa. Así me parece que he venido a escribir, sin nombrar demasiado las cosas por su nombre, sino nombrar cosas, que es lo mismo y en lo que consiste todo. Uno toma dos o tres signos y designa, apuntando con el sentido propio la construcción de sentido que queremos lograr del otro. Tal vez hasta parece un poco aburrido, pero a esto me está llevando hoy el tren. Y como si fuera que no es verdad que las cosas se repiten, ahora mismo estoy experimentando un deja vú, de esos bien raros porque dependen de una situación entera y no se corresponden al ciento por ciento, pero eso mismo los hace terribles, o siniestros. Soñaba despierto un día en el tren y creía que estaba escribiendo y contaba que tenía un ordenador para escribir y al mismo tiempo escuchaba algo de música y pensaba que lo haría en el futuro, pero también soñaba que me confundía en algo muy confuso que no puedo precisar, y ahí está lo desconcertante y a la vez real, y por culpa o causa, que culpas son las de los hombres, me perdía en un vacío o un todo todo lleno que no me dejaba seguir pensando.
Me despido por hoy, porque se está llenando mucho esto.
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